miércoles, 31 de octubre de 2007

Los instrumentos que se utilizan



La percusión ha sido uno de los elementos principales en la revolución de la música flamenca de las últimas décadas. Sobre todo desde la introducción del cajón, instrumento que procede de Perú y que en poco tiempo se ha convertido en un elemento indispensable en cualquier formación musical jonda. A él hay que sumar otros instrumentos de percusión como la tinaja, los bongos, las congas y el darbuka, que, con la fusión y la búsqueda de nuevas sonoridades, se han ido haciendo un importante hueco en el mundo flamenco.

El taconeo, las palmas, las castañuelas y los golpes en el cuerpo de la guitarra o sobre una mesa son los elementos tradicionales con los que se ha venido marcando el ritmo y el compás en la música flamenca. A ellos Paco de Lucía sumó el cajón. Intuyendo sus posibilidades el maestro de la guitarra regaló al percusionista Rubem Dantas un cajón peruano. Con el tiempo y algunos retoques y mejoras este instrumento se ha acabado convirtiendo en compañero de la guitarra y el cante, ganándose incluso un nombre propio, el de cajón flamenco.


El Cajón


El cajón es un instrumento de percusión recientemente introducido en la música flamenca. Su origen es peruano, más concretamente afroperuano, ya que fue inventado por los esclavos africanos trasladados al virreinato de Perú. Estos esclavos utilizaban como instrumentos musicales las cajas que servían para transportar mercancías.


El cajón no llegó al flamenco hasta los años setenta. Desde entonces, ha ido adaptándose a las necesidades sonoras y rítmicas del flamenco, que, en general, requiere más agudos de los que proporcionaba el diseño original peruano. En poco tiempo, el cajón ha arraaigado con fuerza en el flamenco. Contribuye a crear el ritmo que tiene cada palo flamenco. Su funcionamiento es muy sencillo: a grandes rasgos se trata de una caja de madera a la que le falta una de las tablas laterales (en su diseño más básico y antiguo) o que incorpora un agujero en uno de sus lados.






El Udu

El Udu es un instrumento proveniente de Nigeria, donde miembros de las tribus Ibo y Hausa descubrieron el extraordinario sonido de este curioso instrumento, empleado en sus orígenes para transportar agua.

El udu es una vasija de barro con dos aberturas: Una de ellas suele tener un "cuello" o saliente que puede ser más o menos largo, y la otra es un agujero en la "panza" de la vasija. Tapando y destapando este agujero con la palma de la mano se obtiene un sonido que puede recordar al ruido que produce un líquido en el interior de un recipiente si lo balanceamos. La otra mano se suele utilizar para ampliar sonidos, percutiendo directamente sobre la cerámica de cuerpo del udu.


La combinación de estos timbres lo convierte en un instrumento que se está haciendo muy popular entre los percusionistas. De la mano de la fusión y mezcla de sonidos ,cada vez son más los artístas flamencos que lo emplean en su búsqueda de nuevos ritmos.




Los Bongos


Los bongos son un instrumento procedente de Sudamérica y el Caribe. Consiste en un par de pequeños tambores desiguales en su tamaño, con una diferencia de altura entre ellos generalmente de una cuarta o quinta. El más pequeño del par se llama "el macho" o tambor menor, mientras que el más grande se llama el tambor "femenino" o principal.

Considerado el hermano pequeño de las congas, su cuerpo es generalmente de madera aunque también los hay de fibra. Los parches, de piel animal o fibra sintética, son ceñidos por unos aros y un sistema de tensión por llaves (en su inicio eran tensados mediante el calor del fuego o con cuerdas o correas). Los tambores van unidos por el costado con una pieza de madera, aunque antiguamente se hacía con una tira de cuero o una soga.

Los bongos son de forma cónica y se ejecutan con los golpes de las palmas de la mano o con baquetas. El tamborcillo más pequeño, el "macho", se coloca a la izquierda; quedando a la derecha el mayor o "hembra". Generalmente se coloca entre las rodillas del ejecutante sentado, aunque también es muy utilizado sobre un atril.

Al igual que las congas, los bongos son utilizados para todo tipo de música, siendo en la música latina y afrocubana donde encuentran su máxima expresión. Precisamente la fusión del flamenco con los ritmos latinos ha sido la vía por la que este instrumento se ha hecho un importante hueco en la música jonda con sabor mestizo.


La Darbuka


La darbuka es un instrumento de percusión originario del Norte de África y Oriente Medio. Es un tambor con forma de copa que puede estar construido en diversos materiales que van desde el nácar hasta el aluminio, cobre, madera, cerámica o plástico. Siempre con un parche de piel sintética o de animal.
Se toca con los dedos de ambas manos, sentado o de pie y colocándolo entre las piernas. Destaca por su sonido estridente pero sólido.

La darbuka tiene una gama tonal muy limitada pero en países como Egipto o Turquía se ha llegado a unos niveles de virtuosismo muy altos con ella.

Las raíces comunes de la música árabe y flamenca hacen que este instrumento case a la perfección con la sonoridad jonda, dotándola de un espíritu que evoca los ecos de un patio andalusí


Las Catañuelas

En un principio, se usaban atándolas a los cuatro dedos y agitándolas con la muñeca. Esta técnica evolucionó hasta sujetarlas sólo con el dedo corazón y golpear las dos conchas dentro de las palmas de las manos. En el siglo XVIII se produjo el cambio al dedo pulgar, con el auge de los bailes de la Escuela Clásica Española, como las seguidillas o los boleros.

Se emplean en bailes regionales no plenamente flamencos, como las sevillanas o los fandangos. También pueden acompañar a otros palos, como la seguiriya, aunque cada vez se ve menos. Sí son, sin embargo, un instrumento imprescindible en los bailes clásicos españoles.


La Guitarra

La guitarra flamenca o guitarra de flamenco es una mezcla de la guitarra castellana y la morisca. Es menos pesada que la guitarra clásica y la caja tiene unas dimensiones que son más estrechas. Hecha con otras maderas que le dan ese sonido metálico e incisico tan característico.

La guitarra flamenca alterna el punteado de la guitarra morisca con el rasgueado de la guitarra castellana, añadiendo golpes de percusión en la caja, así como trémolos y "falsetas". Esta "guitarra española" es la renovación de la dieciochesca vihuela de mano.

Suele estar hecha de maderas de ciprés con el mango de cedro, para la tapa se suele usar pino abeto. Tiene la sonoridad requerida para poder ser oída junto al cante, baile y los jaleos. En la actualidad, el clavijero más utilizado es el de meta, ya que el de madera plantea problemas de afinación.




















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Características de las tres manifestaciones del flamenco ( cante, toque y baile)







El Cante


Es el origen del flamenco. El cantaor interpreta un sentimiento a través del canto. El canto es desgarrado, puro sentimiento. La voz alarga las sílabas, se corta, se achica, crece: todo para expresar el sentimiento. Las letras son breves (coplas de unos cuatro versos), sintéticas, directas y sin adorno. No hay detalles, se centran en el drama humano. Nos hablan de lugares imprecisos (una calle, una casa, una puerta). Es un esquema para que el cantaor desarrolle el sentimiento, que nace en cada interpretación, pues el cante no es fijo, sino que se improvisa sobre un esquema. El cante es comunicación de ese sentimiento: duende es la capacidad del cantaor para transmitirlo; pellizco es el impacto que produce en el público. El cante flamenco tiene características que lo distinguen claramente: los jipíos, el melisma, la voz muchas veces afillá, el gesto. El cante se acompaña normalmente de guitarra y también el propio cante puede ser acompañamiento del baile.

Los cantes pertenecen a distintos tipos o palos, cada uno con su propia forma y reglas. Algunos cantes son más trágicos, dramáticos, dolorosos, íntimos (seguiriya, saeta, soleá), otros son más alegres y vivos (bulerías, sevillanas, rumbas). Los cantes de mayor intensidad expresiva son jondos. El cante es claramente oriental, ajeno a la música occidental: melismas, cuartos de tonos, determinadas escalas.




El toque






El toque, la guitarra, apareció como acompañamiento. Poco a poco adquiere personalidad propia. La guitarra es un instrumento nacido en occidente, que se adapta al flamenco desarrollando sus propias cualidades, que diferencian la guitarra flamenca de sus hermanas (guitarras populares, guitarra clásica). Su técnica es también propia: abundan los arpegios, trémolos, los ataques fuertes, rasgueados, punteos virtuosos, la percusión de las uñas sobre el instrumento. La guitarra es hoy tanto acompañamiento del cante o baile como instrumento solista. Hay que destacar que la guitarra, como instrumento trasteado, es un instrumento de afinación occidental, a diferencia de lo que ocurre con la voz. Aunque la guitarra es el instrumento propio del flamenco, a lo largo de la historia han sido muchos los que se han utilizado: piano, instrumentos de viento, orquesta, instrumentos electrónicos.


En el acompañamiento musical del flamenco, es básica también la percusión. El elemento más importante son las palmas (golpear de una mano contra otra). Un conjunto de dos o tres palmeros pueden conseguir increíbles combinaciones rítmicas. También se hace percusión sobre la guitarra. El baile, con su taconeo, es también percusión, música. Instrumentos de percusión diferentes se han adaptado al flamenco a lo largo de la historia: las tradicionales castañuelas, la pandereta, los bongos hispanoamericanos de la rumba, el cajón brasileño tan común en nuestros días, etc.


El baile



Junto con el interés hacia el flamenco en el siglo XVIII, comienza el desarrollo del baile flamenco en fiestas y reuniones flamencas. El baile es sin duda la parte más espectacular del flamenco, de ahí su desarrollo cuando éste pasa a los cafés cantantes y luego a los teatros. En el baile flamenco actual se mantienen dos aspectos: el más íntimo y puro de los tablaos y el más teatral del ballet flamenco. El primero es baile puro, dramatismo del movimiento y el gesto. El segundo es coreografía más elaborada, vehículo de argumentos dramáticos, de historias e ideas más allá del puro movimiento. En la técnica del baile flamenco es fundamental el zapateado ( golpear de los pies sobre el suelo), el moviemto de brazos y manos, y el gesto.





Geografía del flamenco



Se ha dicho que sobre el hombre manda la geografia más que la historia, y como el cante flamenco es historia en una geografia determinada, aquí se menciona cada una de las expresiones de este arte en el sitio en que nacieron, o fueron cultivadas con mayor pureza, distinguiendo siempre la variedad de modos en que cada palo ha sido interpretado por los creadores del cante.

Cadiz


La zona geográfica comprendida entre la desembocadura del rió Guadalquivir hasta las salinas, se caracteriza por unos determinados estilos de cante a los que se ha llamado "cante de los puertos". En palabras de Julián Pemartin: "Denominamos así al grupo de cantes oriundos y propios de la región gaditana, que comprende las ciudades de Cádiz, Chiclana, San Fernando, Puerto Real, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda. Pertenecen al cante de los puertos determinados estilos de seguiriyas y soleares, más las cantiñas, alegrías, mirabrás, romeras, caracoles, tangos, tanguillos y chuflas". Ahora bien, si hubiera que destacar el cante más genuino de la bahía gaditana este sería, sin duda alguna, las cantiñas y el conjunto de sus variantes, ya que con la designación genérica de cantiñas se comprende una serie de cantes hemanados, como son las alegrías, la romera y los caracoles.



Como letra clásica de alegrías se puede citar:

A Caí no le llaman Caí
que le llaman relizario,
porque por patrona tiene
a la virgen del Rosario



Córdoba





Entre las provincias andaluzas Córdoba siempre se ha distinguido por su flamenquismo y por tener una afición serena y entendida. Incluso se ha dicho por un ilustre flamencólogo cordobés que la afición de Córdoba viene influida por cierta inclinación al estilo sentencioso que caracteriza a estos andaluces.


Cuando se habla de los cantes de Córdoba se los presenta como formas derivadas o diferenciadas de cantes matrices, y así se citan las soleares cordobesas, alegrías cordobesas… Esta idea ha sido rebatida por algunos expertos, reconociendo a estos cantes cordobeses su carácter propio y su clara diferenciación de lo que se ha llamado cantes matrices.

Aqui se muestra un ejemplo:

No preguntes por saber
que el tiempo te lo dirá
que no hay cosa más bonita
que saber sin preguntar.









Sevilla





Al igual que en otras áreas andaluzas, en Sevilla siempre se ha vivido el flamenco como un fenómeno natural y al tratar este tema es preciso distinguir, en principio la ciudad de Sevilla de su barrio flamenci por antomasia cual es Triana. Asi mismo, es obligado hacer una referencia especial a sus pueblos y, en concreto a Alcalá, Lebrija y Utrera

A pesar de su proximidad física, por lo que respecta a la vida flamenca de Sevilla y Triana han existido siempre notables diferencias. Según Manuel Bohórquez Casado ("Rito y Geografía del Cante".- ALGA Ed., Murcia l997, pág. 114) en Triana se cantaba en las tabernas, donde se entablaban duelos entre figuras trianeras del cante, en una época en la que en Sevilla el arte flamenco triunfaba en los cafés cantantes. En Triana apenas hubo cafés cantantes, según este autor, y los flamencos trianeros tenían que cruzar el Guadalquivir para cantar en los cafés cantantes de Sevilla. Es más, antes de que nacieran los cafés cantantes,los intérpretes del flamenco vivían de las fiestas y de las academias de baile, que en Sevilla eran muy abundantes.

En Sevilla el flamenco tenia su expresión más relevante en los cafés cantantes, que tanto auge adquirieron a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Al mencionar a los cafés cantantes hay que resaltar la figura que tanto contribuyó a su promoción y esplendor , cual fué el gran cantaor e importante empresario de estos espectáculos Silverio Franconetti (1831-1881). La labor de Silverio fue decisiva, aunque se vio cuestionada por los intelectuales de la época, contrarios a que el flamenco se hubiese sacado de su ámbito original, como eran las tabernas y las reuniones de amigos. A pesar de todo, actualmente se reconoce unánimente la gran labor realizada por esta gran figura en pro de la dignificación del flamenco.




Granada



Granada reatrata a la gitana del Sacromonte, y los bailes no pueden ser otros que los que esta población interpretaba a todo aquel que ofreciese alguna compensación económica. Navarro García nos describe el asentamiento de la población gitana en el Sacromonte: "A partir de mediados del siglo XVIII, el gitano del Monte Sacro se convierte, junto a sus cuevas y las chumberas que bordean los caminos, en atracción exótica de cuantos viajeros románticos recorren nuestro país". "Allí... se ganaba la vida el gitano a base de limosnas y, muy probablemente, interpretando sus bailes y cantes...".


Los visitantes extranjeros coinciden con la descripción en aquella época del entorno del Sacromonte y de las danzas organizadas, que eran admiradas y muy celebradas por estos turistas del siglo XIX. Gustaban del rasguear de las guitarras, de las "extrañas melodías" que entonaban los cantaores y, sobre todo, los bailes realizados por muchachas de "admirable cuerpo".

Todos estos espectáculos que los gitanos del Sacromonte ofrecían a los turistas constituían las denominadas "zambras", reuniones que, al decir de los expertos, tienen cierta relación de continuidad con las antiguas "zambras" moriscas. Los componentes del cuadro humano que desarrollan el espectáculo son los mismos: bailaores, músicos, jaleo y palmas. Con el tiempo el nombre de estas reuniones no ha cambiado. Generalmente las "zambras" tenían constitución familiar, ya que estaban compuestas por distintos miembros de una misma familia, a cuya cabeza figuraba el capitán o capitana, que daba nombre al grupo.

Se considera que los tres bailes básicos de la zambra son la albolá, la cachucha y la mosca, sin olvidar otras danzas del Sacromonte que también formaban parte del espectáculo como son el petaco, el merengazo, el tango gitano, etc. Todos ellos son cantes y bailes que se han realizado en el contexto de las zambras, pero entre los estilos se encuentran también la granaina y determinados estilos de fandango, de los cuales el más conocido es el fandango de Frasquito Yerbabuena.



Jerez de la Frontera




Con generalidad, los estudiosos del flamenco presentan a esta ciudad gaditana como el núcleo humano donde florecieron los estilos básicos del flamenco. Junto con Sevilla y Cádiz se la considera como cuna del cante flamenco. Se ha destacado la gran influencia que en este hecho de germinación del flamenco tuvo la población gitana de Jerez y, en particular, la forma de vida del pueblo gitano, hecho éste que constituía un ambiente propicio para que las vivencias de esta raza tuvieran expresión plástica en la forma de arte flamenco. Ya es un nombre mítico de la ciudad de Jerez el de el barrio de Santiago, lugar donde habitaba la comunidad gitana de la ciudad, cuya actividad productiva se dividía entre trabajos en el campo (labores en el cultivo del viñedo) y en la ciudad (empleados, principalmente, en bodegas, fraguas, en puestos de carne...).Y del trabajo a las reuniones con los compañeros, amigos o con la familia, que eran las ocasiones en que surgía la expresión de las circunstancias vitales del gitano.

De Jerez fué el primer cantaor de que se tiene noticia escrita: Tío Luis el de la Juliana, considerado creador de cantes primeros, como son las tonás. De éste estilo se atribuyen a esta la figura del flamenco la tona grande, la del Cristo, la de los pajaritos y la liviana.




Málaga

Se ha considerado por los expertos como cantes de Malaga, los verdiales, las malagueñas, las rondeñas y las jaberas; incluso se ha llegado a incluir como cante malagueño la bandolá ( José Luque Navajas.- " Málaga en el cante".- Málaga 1965. Citado por Gonzalo Rojo en "Rito y Geografías del Cnate").

Los cantes de Málaga nacen del tronco comun del fandango malagueño, considerándose los estilos citados como diversas variedades del fandango de aquella tierra. Los verdiales son cantes nacidos en determinados puntos geográficos de los montes de Málaga, y aún conservan su genuino carácter folklórico de que lo revisten los conjuntos instrumentales que le sirven de acompañamiento.

La malagueña es el estilo de cante que más destaca de los que citan como pertenecien a esta zona. Se considera que las primeras malagueñas conocidas fueron las que interpretó "Juan Breva" quién la creó tomando como base los verdiales.